IGNACIO MATTOS ESQUINA NEW YORK

El flamante enclave del chef uruguayo Ignacio Mattos en Manhattan se llama Corner Bar, y está a los pies del hotel Nine Orchard, a las puertas del Lower East Side. Dice la crítica local que ya es el nuevo templo del lomo a la pimienta.

Todo sucede en un edificio histórico: para más datos, el viejo Jarmoulowsky Bank, que data de 1912 y viene de ser convertido en un elegante hotel que ya da que hablar en el Bajo Manhattan. Emplazado en la pequeña manzana que abrazan las calles Orchard, Allen y Canal (no lejos del imprescindible Tenement Museum, que testimonia el pasado inmigrante y multicultural del barrio) el hotel cuenta con 116 habitaciones, ambientadas con un cuidado criterio residencial.

Resueltos a hacer del Nine Orchard también un destino culinario, sus directores convocaron al prestigioso chef uruguayo Ignacio Mattos (que ya hace de las suyas en Estela, Altro Paradiso y Lodi, sus otros tres restaurantes de Nueva York), para que se ocupara de la gastronomía del hotel, desde el room service hasta los tres espacios gastronómicos que están planeados: el elegante Lobby Lounge, donde todo transcurre bajo la enorme altura de un techo ricamente ornamentado y un ambiente muy Viejo Mundo; el Amado Grill y el Corner Bar, que hoy parece ser la estrella del momento en la ciudad.

Con 40 asientos disponibles y abierto desde el desayuno hasta el trago que corona la cena, el Corner Bar de Mattos retoma el espíritu de tabernas y bistros legendarios alrededor del mundo y sirve platos clásicos (con una vuelta de tuerca, claro) así como vinos y tragos.

Café, variedad de huevos, salmón ahumado y patisserie francesa dicen presente desde las 7.30 de la mañana, hora en que arranca el desayuno; frutos del mar, ensaladas, sandwiches y pastas se imponen al momento del almuerzo; mientras que el pato a la naranja y los tagliatelle al ragú se lucen por la noche llegada la hora de la cena, sin olvidar la singular versión del steak au poivre, que allí sirven a punto, con el veteado de grasa justo, hecho a las brasas y acompañado de salsa de granos de pimienta india Tellicherry. La carta se prolonga con el brunch de sábados y domingos, amén de la (apabullante) oferta de vinos, cocktails, champagnes y otros espirituosos.