Esta ciudad es la nueva meca de la gastronomía latinoamericana, pero saborearla como dios manda no obliga a desembolsar fortunas en un restaurante ni a esperar meses por una reserva. Bohemia, burguesa, criolla, oceánica… Lima es un banquete tentador no sólo para turistas foodies. Esta crónica sugiere otros templos, abre otras puertas y sirve otros platos para recordar que la capital peruana no se alimenta sólo de reputados chefs ni es apenas un trampolín a Machu Picchu.
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