Hay un rincón de Roma, nada ortodoxo, capaz de desorientar al más viajado. Un pequeño barrio donde la arquitectura bebe de muchas fuentes al mismo tiempo y el paisaje parece escapado de un cuento de hadas: bienvenidos al Quartiere Coppedè.
Hay un rincón de Roma, nada ortodoxo, capaz de desorientar al más viajado. Un pequeño barrio donde la arquitectura bebe de muchas fuentes al mismo tiempo y el paisaje parece escapado de un cuento de hadas: bienvenidos al Quartiere Coppedè.