TOKIO ESQUINA CHELSEA
Era la pieza que le faltaba al legendario hotel neoyorquino de la calle 23: en el sótano que alguna vez albergó el nightclub Serena ahora reina Teruko, donde mandan el sushi, el sake y otras delicias japonesas.
El nuevo restaurante del que ya habla medio Manhattan lleva el nombre de una vieja huésped del hotel: la pintora japonesa Teruko Yokoi, que vivió allí con su esposo y colega Sam Francis a fines de los años 50.
Pero la inspiración nipona, claro, va más allá del bautismo. En primer lugar, se extiende a la puesta en escena, ennoblecida por un par de obras originales de la artista, que a su vez inspiran el logo de la casa. Del viejo sótano que recuerden los habitués del Serena sólo ha sobrevivido su característico techo abovedado. Banquetas azules, madera oscura, detalles en dorado y un piso de piedra caliza dan ahora el tono del ambiente. Para más datos, la nueva y deslumbrante barra vino a parar aquí desde el bar de otro hotel: el Orchid del famoso Okura de Tokio.
Previsiblemente, donde los aires orientales se imponen con mayor fuerza es en la propuesta gastronómica, que descansa en sushi y en platos a la parrilla de cuño japonés a cargo del chef Tadashi Ono. En cuanto al sushi, que se apoya en pescados que importan a diario desde Japón, es del tradicional estilo Edomae; el resto de la carta incorpora algunos giros internacionales, que al parecer también quieren rendir homenaje al derrotero cosmopolita de Teruko, que vivió no sólo en su país natal y en Estados Unidos sino también en Francia y Suiza.
¿Botones de muestra? En la carta destacan en lenguado Karaage con salza ponzu y el Kampachi ahumado con cebollines y jalapeño.
Mención aparte merece la carne. El celebrado wagyu japonés viene aquí con el sello Ozaki, es original de la prefectura de Miyazaki, particularmente rico en grasa y llega a las mesas del restaurante en dos presentaciones: sellado a la parrilla, servido con sal marina, wasabi fresco y chimichurri (sic); y en Sukiyaki, con un agregado de vino tinto que suma el toque occidental.
El influjo nipón continúa en la barra, que despacha la mayor variedad de whiskys japoneses de toda Nueva York, procedentes de destilerías tradicionales y modernas. Por su parte, awamori y shochu, dos destilados japoneses, dan la nota a la hora de los cocktails, sin olvidar la carta de sakes, que la casa se permite presentar por copa, de modo que el cliente pueda experimentar una amplia variedad.