TRADICIÓN RENOVADA EN MILÁN

Mientras la capital lombarda retoma su ritmo habitual y se dispone a brindar otra vez en bares y terrazas, visitamos el emblemático Camparino in Galleria, que a pasos del Duomo y con renovada puesta en escena, hoy refresca una tradición de más de un siglo.

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La ubicación no puede ser más perfecta: a las puertas de la Galleria Vittorio Emanuele II, madre de todos los centros comerciales, y mirando de reojo al impresionante Duomo. La historia, por su parte, no puede ser más sabrosa: se remonta a 1867, cuando Gaspare Campari, padre del famoso vermouth, abrió su primer café en la célebre galería milanesa. En 1915, su hijo Davide abrió un bar más pequeño, el Camparino, concebido originalmente como un hermano menor de aquel café original. Ambientado con aires liberty, como correspondía al furor por el Art Noveau de la Europa de la época, Camparino contó para su diseño original con el aporte de manos maestras como las del ebanista Eugenio Quarti, el herrero Alessandro Mazzucotelli y el pintor Angelo D’Andrea. 

En 1943, los bombardeos de los aliados afectaron seriamente la galería y el bar, que tras la Segunda Guerra Mundial pasó a manos de un sastre llegado de Puglia, Guglielmo Miani. Su familia se mantuvo al frente del lugar hasta 2018, en que el Grupo Campari tomó las riendas.

En cuanto a las reformas que culminaron a fines de 2019 corrieron por cuenta del estudio Lissoni & Partners, que se tomó muy en serio el encargo: había que preservar la arquitectura, desde ya; respetar la tradición y la elegancia asociadas a la marca, y renovar el aire manteniendo intacto el espíritu de ese templo italiano donde el rito del aperitivo es todo un arte. 

En la terraza exterior, que para tranquilidad de los habitués preserva su estilo, se restauraron las mesas y sillas. En el Bar di Passo, donde sobrevivían los detalles decorativos de la primera época, la restauración ha sido sutilísima, y apenas modificaron la iluminación para resaltar la belleza del techo artesonado. En la Sala Spiritello, de claro acento contemporáneo, se sumaron una gran barra y una mesa, pensadas ambas para mejorar la preparación de los cócteles, y se abrió juego al protagonismo del vidrio, de los espejos y del terciopelo rojo, todo bañado por nuevas luminarias escondidas en el techo, cuyo diseño replica las formas del pavimento del Bar di Passo. Los cambios se prolongan y se hacen aun más notorios en el antiguo subsuelo, donde un depósito-almacén dejó lugar a una sala polivalente, bautizada en honor a Gaspare Campari, donde ahora hay espacio para cenas privadas y un salón informal que puede albergar charlas, cursos u otros eventos. Redondeando la puesta en escena, pinturas, fotografías, grabados y afiches cuentan la historia de la marca desde las paredes, permitiendo que el presente y el pasado conversen amablemente mientras la clientela ordena otro Campari, otro Negroni, otro Americano.

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CAMPARINO IN GALLERIA  FOTOS: SANTI CALECA

CAMPARINO IN GALLERIA FOTOS: SANTI CALECA