LE MARAIS ESQUINA JAPÓN

En el corazón del alto Marais, este espacio contemporáneo de cuatro pisos y 800 metros cuadrados venera la cultura y la gastronomía japonesas. Ogata es el restaurante, salón de té, boutique, taller… y galería de arte del que todo París hablará en breve.

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Detrás de la propuesta está Shinichiro Ogata, un celebrado arquitecto, diseñador y restaurateur nacido en Nagasaki que ha elegido un encantador edificio parisino del siglo XVII en Le Marais para alojar su último proyecto: un multiespacio consagrado a Japón que lo tiene a él detrás de todos y cada uno de los detalles, desde la elaboración de la carta de tragos hasta el diseño de los vasos en que son servidos. Pasando por el interiorismo del lugar, naturalmente.

Para empezar por el restaurante, que se desarrolla alrededor de la cocina abierta y de una gran barra de madera, allí quien manda es el chef Kazuki Watanabe, que se propuso reinterpretar, en clave moderna, la cocina familiar japonesa. En el menú destacan la sopa de sake kasu con ostras y rábano daikon, la ensalada de pato y peras al vinagre negro, el buri a la salsa de soja con puré de nabos y el blanc manger de matcha a la hora de los postres. Por su parte, cinco cocktails (inspirados en los cinco sentidos) elaborados con tés, frutas y plantas, son el anzuelo principal del bar, con su gran barra de wengé, que también sirve tragos tradicionales. 

En la planta baja hay una boutique de tés y otra de wagashi, que despacha exquisitas piezas de pastelería japonesa (elaboradas en base a pasta de arroz, frutas, semillas, mijo o arroz inflado, entre otros ingredientes) envueltas en estuches dignos de una joyería. Por su lado, en el atelier puede comprarse vajilla, cristalería, cerámica, utensilios de cocina y una amplia gama de accesorios.

En el subsuelo funciona el salón de té Sabõ, un espacio de aires monacales pensado para dejarse tentar por una carta que incluye sencha, matcha, gyokuro, hojicha y bancha, amén de infusiones de estación y tisanas varias. Allí sirven un menú Sajiki (cuatro pasos de té combinados con wagashi y ochauke, unos amuse-bouches tradicionales dulces y salados) y otro Samajiki, algo así como un afternoon tea a la japonesa; un almuerzo Hiruzen, en el que los platos son maridados con tés; y un brunch nipón (con champagne francés o un trago de sencha sin alcohol) que llaman Asazen. En breve ofrecerán, asimismo, almuerzos vegetarianos servidos con infusiones. 

También para dentro de unos meses está prevista la inauguración de la galería de arte, que no se limitará a mostrar cuadros, por cierto. De hecho, la cartelera promete consagrar el espacio al arte de la mesa, los muebles y otros objetos, privilegiando uno o dos materiales a la vez. La primera exhibición, dicen, tendrá como denominador común el papel japonés y la laca. 

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