PARÍS REVIVE LOS AÑOS LOCOS

Puertas adentro del célebre Casino de París y en el mismo salón que en su época ocupó el legendario Le Perroquet, un nuevo restaurante llega para evocar el glamour de los años 20. Se llama Mistinguett y, tal como sugiere su nombre, ya se posiciona como la nueva vedette de la Ciudad Luz.

Al margen de toda novelería, la historia del lugar merece mucho respeto: el Casino de París remonta sus difusos orígenes al siglo XVIII, pero en cualquier caso suma más de 130 años como referencia obligada de la vida nocturna de la ciudad, porque conviene recordar que es una casa dedicada al varieté y no a la ruleta.

Jeanne Florentine Bourgeois, la reina del music hall de todos los tiempos que pasaría a la historia como Mistinguett (y que para más datos supo animar noches también en Montevideo), debutó allí en 1895. Su leyenda revive ahora para inspirar este lugar bautizado en su honor, que llega para reemplazar al igualmente legendario restaurante Le Perroquet y que es mérito de los empresarios Magali Faure y Benjamin Demay.

Como corresponde a un sitio así, la carta incluye sobre todo cantantes, comediantes, músicos, acróbatas y DJ’s a cargo de la diversión nocturna, debidamente entonada por tragos que se sirven junto a una imponente vitrina Art Nouveau.

Los arquitectos Hugo Vince y Adèle Nourry tuvieron a su cargo la tarea de recrear el estilo de los años locos, para lo cual se valieron del archivo fotográfico del Perroquet y del estilo de las brasseries parisinas de los años 30. Previsiblemente, en el diseño de interiores reinan una gama de rojos muy teatrales, las cortinas de terciopelo, las maderas laqueadas, las alfombras estampadas, los dorados a la hoja y detalles Art Déco muy singulares, como los candelabros de plumas en cristal de Murano.

En cuanto a la oferta gastronómica propiamente dicha, corre por cuenta del chef Ettiene Daviau, que se encarga de la comida con perfil de bistró francés contemporáneo. Destacan en el menú la sopa de castañas ahumadas, el velouté de espárragos blancos, el filet de rodaballo, los ñoquis a la manteca de rábanos o el lomo de ternera envuelto en hojaldre. No faltan el tradicional carrito de quesos ni los cocktails en honor a personajes como Josephine Baker y Maurice Chevalier.