DE ALMACÉN A HOTEL CHIC
A la vera del río Singapur, en un viejo almacén que servía de depósito comercial, The Warehouse Hotel ofrece confort cinco estrellas, aires industriales, diseño creativo y cocina regional. No menos, precios razonables para una ciudad que acaba de ser catalogada, por sexto año consecutivo, como la más cara del mundo.
Dicen que en 1895, cuando el almacén fue construido, la zona era un hervidero de sociedades secretas, destilerías clandestinas, casas de juego, prostíbulos y otras actividades subterráneas. Hoy, el barrio conocido como Robertson Quay es uno de los más animados de Singapur, a medio camino entre su distrito financiero y la zona de Orchard Road, y con un buen balance entre la densidad residencial y comercial.
El Warehouse Hotel, abierto en 2017, es desde entonces uno de sus mayores atractivos. El establecimiento, que forma parte del prestigioso portafolio de Design Hotels, tiene apenas 37 habitaciones y suites. Pero por cierto, no escatiman en requiebros para seducir a los viajeros más exigentes: altavoces de la casa danesa Bang & Olufsen, wi-fi de alta velocidad gratuito, amenities ecológicas de la firma Ashley & Co. en los baños, lofts con entrepiso y biblioteca; suites con vista al río, techos altos y vigas de hierro que delatan el pedigrí industrial del edificio. Ese origen se vuelve mucho más evidente en el enorme lobby, donde la iluminación está inspirada en las poleas y roldanas que todavía cuelgan del techo.
El chef Willin Lo está a cargo de Po, el restaurante del hotel, que sirve cocina de ingredientes e inspiración local, con el declarado propósito de tender puentes entre el moderno patrimonio culinario del país y la vieja tradición de recetas caseras. El bar, a su vez, rinde tributo a los años en que la zona era un distrito rojo y evoca la ruta de las especias con una nutrida carta de cocktails artesanales. Cuentan que el Madame Butterfly, por ejemplo, tiene tequila, sandía, rosas, sal de lima y soda. No faltan los vinos finos, los licores y las cervezas asiáticas.
Con precios que arrancan incluso por debajo de los 200 dólares (dependiendo de la época del año y de la anticipación con que se hagan las reservas), el Warehouse se posiciona como una alternativa de alojamiento tentadora e inteligente para el bolsillo en una ciudad donde, según el reciente ranking elaborado por la Unidad de Inteligencia de The Economist, el kilo de pan vale tres dólares y medio y un corte de pelo para mujer ronda los 100. ¿Un consuelo? Anthony Bourdain siempre decía que Singapur es uno de los mejores (y más baratos) lugares del mundo para comer en la calle.