CHECK IN: TITINA NÚÑEZ

Esta compatriota experta en gastronomía y vinos, formada en París, California y Suze-la-Rousse, es también directora de la revista Placer y autora del libro La cocina uruguaya, orígenes y recetas. Mientras redondea su próxima obra, dedicada al Tannat, Titina Núñez revela aquí sus gustos viajeros en 20 respuestas.

182865_4203246843913_202422570_n.jpg

Para empezar, ¿cuál es el primer viaje fuera de fronteras que atesora su memoria?

Éramos mamá y yo, subiendo en una lancha. Cargamos algunos bolsos cuando mi muñeca patuda cayó al agua. Tendría dos años, acaso, casi tres. Lloré desconsolada hasta que el marinero me la alcanzó. Viajábamos a Paraná, donde nos exiliamos huyendo de la dictadura militar en Uruguay a principios de los años 70.

¿A qué lugar del mundo quisiera volver una y otra vez?

Vuelvo una y otra vez a París, mi segunda casa. Cuando la conocí, ella vivía la huelga general del año 95 y estaba congelada. Yo tenía 24 años y era la primera vez que viajaba a Europa. Fue amor a primera vista. 

¿Cuál es el mejor hotel en el que se haya alojado?

Hotel Flora, en Venecia, un palacio del siglo XVII con un jardín renacentista bellísimo y uno de los desayunos más ricos que recuerdo haber probado en la vida.

 ¿Y el mejor restaurante en el que se haya sentado a comer?

El Arpège de Alain Passard. Quería conocer un tres estrellas Michelin y pude hacerlo gracias a que ahorré una estadía en la Ciudad Luz quedándome en casa de amigos. Me habían dicho que comer en un lugar con ese galardón debía ser memorable y así fue. Aún recuerdo los tomates a los doce sabores que llegaron a los postres, perfumando todo el lugar con su magia.

Describa el almuerzo o la cena más memorable de su último viaje.  

La semana pasada, una bacanal (gastronómica, que conste) que Francis Mallmann y sus cocineros se mandaron en el bucólico pueblo Garzón para celebrar la Fiesta de la Vendimia de la bodega homónima. Había desde cerdos asados a la vara en forma de spiedo, hasta pollos colgando de un domo… pero las que me quitaron el sueño fueron una empanadas mendocinas fritas jugosísimas, picantitas, con mucha cebolla y fritas en grasa. Sublimes.

Evoque un museo, un cuadro o cualquier otro encuentro con el arte que la haya conmovido especialmente andando por el mundo.

El Museo de Historia de Shanghai. Reconocer allí atuendos idénticos a los peruanos y a los de parte del norte de Chile, me llevó de forma tangible a sentir la unicidad de ser humanos. También, a reconocer otras historias y otras verdades, como saber que mucho antes de Colón nuestras tierras habían sido visitadas por los chinos, con su cultura milenaria, imponente.  

Mencione un libro, una película y/o un disco que la hayan inspirado a viajar a algún lugar.

Sostiene Pereira, el libro de Antonio Tabucchi, me llevó a respirar perfumes y rinconcitos de Lisboa, una ciudad que aún deseo conocer. Sideways (Entre copas) me hizo reír con sus historias de vinos y los viñedos que más tarde conocí en California. Y si me preguntás por un disco, el primero que me llega es Cabo Verde, de esa diosa que fue (y sigue siendo) Cesária Évora; pero ese viaje es más largo y tendrá que esperar.

¿Qué destino la desilusionó por completo o no estuvo a la altura de sus expectativas? ¿Por qué?

Cuando viajo, me gusta hacerlo en total libertad, sin guía o citas previas. Las dos veces que viajé en tour fueron un fiasco completo. Los mercados de Marruecos y un recorrido por Xi’An, la ciudad del milenario ejército chino. Los guías sólo estaban interesados en vendernos atracciones y eso, naturalmente, estropeó la espontaneidad y riqueza del recorrido.

¿Qué es lo que no puede faltar en su valija cuando sale de viaje?

Un libro nuevo y mi libretita de apuntes. Y desde hace un par de años, los lentes.

Mencione uno, dos o tres souvenirs de viajes que ocupen un lugar importante en su casa y en su corazón.

Piedras (de cada lugar que piso, al menos una); una liana de ayahuasca, regalo de un viaje por el Amazonas con mi hija Florencia; una pareja de mamushkas comprada en un mercado en San Petersburgo; y un soldado normando antiguo que hoy es el guardián de la casa. Y vinos, por supuesto.

El viaje perfecto es: ¿sola, en pareja, en familia, con amigos o en grupo?

Cada modalidad tiene su encanto. Hoy sueño viajar en familia, junto a mi nieta.

¿Cuál es, para usted, la calle más linda del mundo?

La que conduce a uno de los dos puentes más famosos de Praga. Es una callecita empedrada, poblaba de tilos, cerca de la casa donde vivió Kafka. Praga en primavera sabe a tilo.

Un rincón del planeta especialmente recomendable para deslumbrar la vista.

El camino que une los cinco pueblos de Cinque Terre, sobre el mar de Liguria. 

¿El olfato?

Los túneles recubiertos por hongos que albergan algunos de los vinos más antiguos (y caros) en la región de Tokay, Hungría, con sus perfumes húmedos.

¿El oído?

Una noche en la Ópera del Pueblo, en Viena. Y todos los sonidos nocturnos en una cabaña abierta en la selva amazónica.

¿El gusto?

Desayunar sushi en el mercado de Tsukiji, en Tokio, donde confluyen las especies marinas más exóticas del planeta.

¿Y el tacto?

Tocarlo todo en mercado de la seda en Beijing.

Si pudiera convencer a una celebridad internacional, de cualquier tipo, que la guiara por el lugar donde vive, ¿a quién elegiría y que le pediría que le mostrara?

Invitaría a cenar a Paolo Conte, que ya tiene 82 años y es un músico increíble. Lo llevaría a cualquier piccolo ristorante piamontés y le pediría, solamente, que de sobremesa cantara algunas canciones al piano.

¿Cuál es el destino pendiente que ahora mismo la obsesiona?

Las playas y viñedos portugueses, las viejas calles de Lisboa y su gastronomía. Si sabés de alguien que regale un par de pasajes… ¿me avisás?

Cuando vuelve de viaje Montevideo le parece…

Aun más bella, más entrañable.