No sería exacto definir a The Krane como un hotel privado, aunque en mucho se le parece. Es, más bien, una experiencia sensorial cuyos autores definen como un oasis estético en medio del paisaje industrial de la ciudad. En lo alto de una grúa del puerto de Nordhavn, el deslumbrante espacio alberga, entre otras cosas, una sala de reuniones, un spa íntimo y una habitación para dos.