OTRA MAREA EN MILAGRES

La Ruta Ecológica de Alagoas, en el nordeste de Brasil, no deja de sofisticarse. A las posadas pequeñas y con encanto que la pusieron en el mapa turístico se suman ahora hoteles de mayor porte, que diversifican la oferta sin atentar contra el bajo perfil y el carácter de la zona. Así es el Mahré Hotel & Spa, a pasos de Sao Miguel dos Milagres.

Hace ya unos años, este blog dedicó una crónica al Milagro Nordestino que suponía, no lejos de la popular y trillada Maceió, esta ruta de unos 40 kilómetros de largo, trufada de playas en buena medida desiertas, que discurre entre la Barra de Camaragibe y Japaratinga y saluda a su paso pequeños poblados como Toque, Porto das Ruas, Porto das Pedras o Sao Miguel dos Milagres, el astro rey del lugar que terminó cobijando bajo su nombre el conjuntos de este pequeño paraíso terrenal.

Los brasileros y los extranjeros bien informados ya sabían del puñado de estupendas posadas (algunas en manos de locales, otras tantas propiedad de extranjeros) y de los restaurantes bien atendidos que salpican este trecho low-profile de Alagoas, una verdadera república independiente a años luz de Maceió y Maragoggi, sus puntos más visitados. La noticia es que la oferta turística sigue creciendo y se ha sofisticado, al punto de incluir hoteles que nada tienen que envidiarle a los de otros destinos consagrados del país.

Hace algo más de un año abrió sus puertas Mahré Hotel & Spa, a escasos kilómetros de Sao Miguel dos Milagres. El lugar, obra del estudio Agra + Lemos Arquitetura, despliega 30 suites entre el mar, los manglares, los cocoteros y un lago artificial que se construyó como corazón del lugar. El terracota se impone como color en las paredes, el paisajismo de Tatiane Macêdo se ocupa de que la naturaleza diga presente a la vuelta de cada esquina y en el diseño de interiores, donde también opinó el célebre João Armentano, se lucen la carpintería, la artesanía y los tejidos locales.

Las cuatro categorías de suites (que van desde los 120 a los casi 200 metros cuadrados y difieren en su orientación y vista) tienen piscina privada, camas king-size, ropa de cama de Trousseau, cafeteras Nespresso, amenities Bulgari, paneles solares para el agua caliente, aire acondicionado e incluso wi-fi (para el improbable caso de que alguien quisiera seguir conectado con el mundanal ruido una vez allí). Además, el hotel dispone de bicicletas gratis para sus huéspedes, un pequeño pero bien equipado gimnasio, canchas de tenis y tenis-playa y hasta un parque infantil para quienes vayan en familia.

La oferta gastronómica, que en el restaurante Tahí lleva la firma del chef carioca Rafa Gomes y se destaca por sus carnes premium y su parrilla de frutos del mar, se extiende asimismo con snacks y tragos en tres bares: uno en la piscina central, otro en el ventilado rooftop (estos dos exclusivos para huéspedes) y en el bar principal, que al igual que el restaurante admite visitantes de paso y clientes de otros hoteles y posadas. En todas las barras, los tragos corren por cuenta de la mixóloga Isadora Fornari, a quien presentan como especialista en cachaça.

Frente a la segunda barrera de coral más larga del mundo y en un privilegiado terreno de 40 mil metros cuadrados sembrado de árboles frutales (como para endulzar aun más cualquier recorrido por el hotel), el Mahré eleva la apuesta de la Ruta Ecológica y renueva ese milagro nordestino que no se parece a ningún otro de su región.