CORREO DESDE FLANDES

A medio camino entre Bruselas y Amberes, la discreta Gante se impone en estos días como la ciudad cool de Bélgica. Entre sus renovados encantos, este deslumbrante hotel que cumple un año: 1898 The Post, cuyas habitaciones y suites ocupan el viejo edificio que albergó a la oficina de Correos.

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Emplazado en el corazón de la ciudad, y de evidente inspiración neogótica, el edificio fue concebido por el arquitecto Louis Cloquet en 1898, e inaugurado en 1909 como la flamante oficina de Correos de Gante, entre el Muelle de las Hierbas y el Mercado del Grano. Desde entonces, el paisaje urbano de la capital de Flandes Oriental está alegrado por sus torres octogonales, su fachada labrada de escudos y estatuas, y el reloj que canta las horas a 54 metros de altura. 

Ese emblema de la ciudad mantuvo su función original hasta 2001. Desde 2017, tras haber pasado por las manos de Geraldine Dohogne, diseñadora de interiores del grupo Zannier, los dos pisos superiores acogen al hotel 1898 The Post, que llegó para honrar el rico legado del lugar con una auténtica “oda” a sus orígenes. 

Hay 38 habitaciones y suites, cuyos nombres, como primer guiñada a la historia, refieren al mundo del correo. Se llaman, según las diferentes categorías y tamaños, The Stamp, The Postcard, The Letter, The Carriage, The Loft y The Tower Room. En cualquiera de ellas, aires de apartamento privado, camas king size, baños con detalles en mármol y pisos de madera. Algunas son habitaciones duplex, cuentan con pequeños livings o suman terrazas que se asoman al vecino mercado. El loft toma por asalto los techos del edificio y bien podría ser el refugio de un artista o escritor, mientras la torre es una imponente habitación octogonal con vistas de 360 grados.

Techos altos, paredes oscuras, grandes ventanales y luz indirecta pautan el tono de la puesta en escena, que se apega a la coherencia estética y respeta a rajatabla las referencias locales. La tecnología del siglo XXI se codea con el mobiliario del siglo XX en las habitaciones, que van de los 20 a los 65 metros cuadrados. En los corredores hay muebles de época, grabados antiguos y croquis firmados por el arquitecto Cloquet; en el primer piso un espacio común para trabajar o relajarse junto a la chimenea, así como una generosa “cocina” donde se sirve el desayuno; y en el segundo un honesty bar de libre acceso para los huéspedes del hotel. La oferta se completa con The Cobbler, el animadísimo bar abierto al público ya convertido en el punto de encuentro obligado a la hora del after-work. De la generosa carta de cocktails recomiendan, muy especialmente, el Classic Sherry Cobbler. Los precios de las habitaciones arrancan en los 150 euros.

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1898 THE POST                                                                           FOTOS: ZANNIER HOTELS