CHECK IN: ADELA DUBRA

Esta semana las respuestas a nuestro cuestionario viajero corren por cuenta de la periodista Adela Dubra, directora de la revista Galería y columnista de libros en Buen Día Uruguay.

Con sus hermanos Carlos y Juan, listos para esquiar en San Martín de los Andes.

Con sus hermanos Carlos y Juan, listos para esquiar en San Martín de los Andes.

Para empezar, ¿cuál es el primer viaje fuera de fronteras que atesora su memoria?

Cuando era chica viajábamos en auto a San Martín de los Andes con mis padres y mis dos hermanos. Eran dos días de viaje. Me encantaba. Supongo que de ahí me quedó el gusto por viajar en auto. 

¿A qué lugar del mundo quisiera volver una y otra vez?

A Londres. No tiene que ver solo con el lugar sino con que mi hermano vive ahí. Casualmente, me encanta la ciudad, es mi favorita. 

¿Cuál es el mejor hotel en el que se haya alojado?

El Plaza Athénée en París.

¿Y el mejor restaurante en el que se haya sentado a comer?

No soy una gourmet. Me importa el ambiente, cómo está decorado, la gente que va. Si cierro los ojos y pienso en un lugar fabuloso, diría que fue tomar una copa en el Harry’s Bar de Venecia. 

Describa el almuerzo o la cena más memorable de su último viaje.

Fuimos a Perú con una pareja amiga. Me encantó almorzar en El Mercado. Buena música, rica comida, bien puesto y ágil. 

Evoque un museo, un cuadro o cualquier otro encuentro con el arte que la haya conmovido especialmente andando por el mundo.

Ah… varios. Fui especialmente a Auvers-sur-Oise porque me lo recomendó Nelson Di Maggio. Allí está enterrado Van Gogh. Su tumba, junto a la de su hermano, es la cosa más sobria y conmovedora del mundo. Pero me emociono fácil frente a los buenos cuadros. Y a los 20 años, de mochilera por Europa con dos amigas, lloré con La Pietà.

Mencione un libro, una película y/o un disco que la hayan inspirado a viajar a algún lugar.

Soy una fetichista de las casas de escritores. Anduve una hora y media en auto por La Habana para llegar a la casa de Hemingway, por ejemplo, y me fascinó. No sólo de escritores: con mi marido anduvimos mucho por Inglaterra y fuimos hasta Chartwell, la casa de campo de Churchill. ¡Qué buen gusto ese hombre! Él adoraba ese lugar. Aparentemente dijo: “A day away from Chartwell is a day wasted”. Recuerdo que en el living estaban las cartas en la mesa de juego, como para jugar una canasta. Pero quizá no fuera exactamente así. Lo que sí, es que sabía vivir. 

¿Qué destino la desilusionó por completo o no estuvo a la altura de sus expectativas? ¿Por qué?

No me ha pasado. 

¿Qué es lo que no puede faltar en su valija cuando sale de viaje?

No soy buena armando equipajes. Llevo demasiadas cosas que no uso. Y cargo, típicamente, tres libros. Porque lamentablemente no me acostumbro al Kindle

Mencione uno, dos o tres souvenirs de viajes que ocupen un lugar importante en su casa y en su corazón.

No soy el tipo de persona que se compra una alfombra en un viaje, no hago mucho esas cosas. Compro libros (antes discos, ropa e imanes para la heladera). En un viaje a Londres se me puso en la cabeza que quería comprarle a mi hijo un tren de los de antes, o un mecano. Increíblemente, no lo encontré. Los juguetes están muy estandarizados y uno no consigue aquellas cosas de calidad que duraban 30 o 40 años. Voy a contar una bobada: tengo una fascinación importante con la realeza británica. En la tienda oficial de la Reina, la de los establos contiguos a Buckingham, compré la gorra de baño blanca con el escudo dorado, la jabonera que hace juego, y pantuflas. Entonces, mi baño tiene esas cosas. Debo decir que la gorra tiene ocho años y está impecable, casi como nueva. ¡Estos ingleses sí que saben hacer las cosas!

El viaje perfecto es: ¿sola, en pareja, en familia, con amigos o en grupo?

Antes de tener hijos, viajaba sola y lo disfrutaba. Ya no. Los viajes como periodista siempre son disfrutables, uno conoce la ciudad de otra manera. Hemos viajado con hijos a Nueva York, a esquiar en la nieve… Pero mi viaje favorito siempre es con mi marido, los dos solos. 

¿Cuál es, para usted, la calle más linda del mundo?

Alguna de Amsterdam, porque anduvimos todo el tiempo en bicicleta. Pero también recorrimos París en bici, que es otra manera de ver la ciudad. 

Un rincón del planeta especialmente recomendable para deslumbrar la vista

Todo me gusta. Mi marido y yo somos muy del campo de acá. Me encanta el paisaje del Uruguay, los cielos de aquí, los atardeceres en la Cuchilla del Perdido, en Soriano, donde tiene campo mi madre.

¿El olfato?

Respondiendo este cuestionario me doy cuenta que no soy demasiado “olfativa”. Pero cuando voy a Buenos Aires, una ciudad que cada vez me gusta más, me detengo en las florerías que hay por la calle. ¡Qué gracia tienen! Si camino por Barrio Norte, entro a la perfumería Fueguía, dato que me pasó mi amigo Martín Sastre. Un lujo. De ahí camino hasta Arandú, donde venden bombachas de campo que son bellezas. He comprado para mí, mi marido, mis hijos y los nietos de mi marido. 

¿El oído?

La Quinta Avenida de Nueva York.

¿El gusto?

Si tengo que elegir un restaurante donde siempre paso bien y todo me gusta, desde el pulpo al volcán de chocolate, es La Huella en José Ignacio. Mi cuñado es uno de los dueños, entonces siempre le reclamo que vuelva un postre que hacían con frutos rojos y mascarpone. Lo comí hace mucho y todavía lo extraño.

¿Y el tacto?

No hay como cebar un mate y sentarse a disfrutar de la tardecita con la familia. Enseguida se arma la ronda y se suman hijos propios y de mi marido, cuñados, sobrinos y novias de sobrinos, a tomar mate todos juntos. Esa sensación que te da el mate, a mí -que tomo mate todos los días de mi vida- me sigue fascinando. 

Si pudiera convencer a una celebridad internacional, de cualquier tipo, para que la guiara por el lugar donde vive, ¿a quién elegiría y qué le pediría que le mostrara?

Tengo pendiente recorrer las casas donde vivió Virginia Woolf, me encantaría hacer eso. Pero entre los vivos le pediría a Mick Jagger que me muestre los pubs minúsculos donde empezó, que eran tan chicos que lo obligaron a bailar de esa manera tan particular. 

¿Cuál es el destino pendiente que ahora mismo la obsesiona?

Ninguno. 

Cuando vuelve de viaje Montevideo le parece…

La rambla me sigue dando muchas alegrías. Y aunque parezca un detalle menor, pero no lo es, vivo en una casa con estufa. Entonces, volver es volver a una estufa. Y eso es un lujo. No me dan ganas de moverme a ningún lado.