ATINS AL NATURAL

Los interesados en explorar el Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses tienen ahora la chance de hacerlo con todas las comodidades del caso. En Atins, la posada La Ferme de Georges parece la puerta de entrada más tentadora a ese mágico universo de dunas y lagunas en el nordeste de Brasil.

Todavía está lejos del radar del turismo masivo y, a diferencia de la vecina Barreirihnas (desde la que sólo se puede llegar en auto), el pequeño poblado de Atins permite explorar este tesoro natural del nordeste a pie, a caballo o en vehículos 4X4. Sus enormes dunas y sus fotogénicas lagunas turquesas (disfrutables muy especialmente entre abril y diciembre, después de la época de lluvias) son el gran imán de ese apartado y gigantesco Parque Nacional, que se extiende a lo largo y ancho de 1.500 kilómetros cuadrados en el estado de Maranhão.

Salpicados en un predio de dos hectáreas, los chalets de La Ferme de Georges se dividen en cuatro categorías (duna, río, parque y árboles), pero comparten el espíritu ecológico y sustentable de la casa: todos están hechos con tijolo, paja y madera local; y el aire acondicionado puede quedar relegado en favor de su estudiada ventilación, que saca partido de la brisa incesante.

Naturalmente, los requisitos del confort indispensable están cubiertos: camas king size, mosquiteros, mini bar, agua caliente y lavabos dobles en los baños, sin contar con jardines privados en todas las categorías, hamacas, terrazas y todo el verde y la sombra del caso.

Un espacio semi-abierto, denominado Fórum, oficia de punto de encuentro para los huéspedes de la posada y pone a su alcance wi-fi, música, juegos, instrumentos musicales y hasta una pequeña biblioteca; al tiempo que la piscina, rodeada de cajueiros, es la alternativa más a mano para los que no quieran caminar los escasos siete minutos que separan las habitaciones de la playa y prefieran tomar allí mismo la obligada caipirinha.

En el restaurante, como es de esperar, mandan los ingredientes frescos y de estación, mayormente llegados de la huerta local, y en la carta no faltan las moquecas de pescado y las legumbres orgánicas.

En cuanto al menú de actividades, previsiblemente dominado por el turismo aventura y el deporte, comprende desde clases de kite-surf para principiantes hasta trekkings de tres días por las dunas, pasando por excursiones a caballo o paseos en barco para avistar los famosos guarás (unos pájaros locales que se alimentan exclusivamente de cangrejos rojos). Eso sí, conviene organizarse e ir con tiempo porque no es fácil llegar: hay que aterrizar en São Luis, después viajar casi cuatro horas hasta Barreirinhas y luego hacer hora y media de barco hasta Atins. Y por cierto, no hay cajeros automáticos en el pueblo.