DORMIR EN VERSALLES

No hace falta ser un Luis, pero hay que tener la billetera abultada: un nuevo hotel acaba de abrir sus puertas dentro del palaciego recinto de Versalles, ofreciendo alojamiento de lujo y confort contemporáneo en un noble edificio que data del siglo XVII.  

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Se llama Le Grand Contrôle, lo regentea el Grupo Airelles y cuenta con apenas 14 habitaciones y suites, distribuidas en un edificio levantado en 1681 por Mansart, el arquitecto preferido de Luis XIV. El diseñador y arquitecto Christophe Tollemer tuvo a su cargo las obras de restauración, procurando que el resultado retrotrajera el esplendor del siglo XVIII y se apegara todo lo posible al último inventario del edificio, fechado en 1788. Claro está, sumándole todas las comodidades del presente.

La experiencia de hospedarse en este flamante hotel dentro del palacio más famoso de Francia arranca en unos 1.700 euros por noche, pero incluye algunos previsibles beneficios (como acceso a la célebre Galería de los Espejos fuera del horario previsto para los turistas o tours privados por habitaciones y jardines en general vedados al público), y en la tarifa de la habitación están comprendidos no sólo el desayuno de cada mañana, sino además todos los consumos del minibar y el té de cada tarde en honor a María Antonieta, con sandwiches, brioches vieneses, tortas y chocolate caliente.

La cocina del hotel, dicho sea de paso, está a cargo del mismísimo Alain Ducasse y promete almuerzos de dos, tres o cinco platos en los que no faltarán clásicos de la gastronomía francesa como el ánade real con foie gras y pistachos; sugerencias como las vieras con alcachofas y trufas o postres de autor como L’Orangerie con chocolate y praliné; del mismo modo que fastuosas cenas en las que se suceden sopas, entradas, carnes, ensaladas, budines y postres. 

Sin renunciar ni un ápice al protocolo, un room service digno del petit couvert que ordenaba Luis XIV a sus aposentos permite que sandwiches, pastas y otros platos livianos, así como con frutas frescas y postres, viajen a las habitaciones cuando los pasajeros prefieran no moverse de la cama; al tiempo que el bar despacha cada noche una interminable carta de tragos, vinos y champanes y los domingos se sirve un brunch que sabe balancearse entre lo clásico y lo contemporáneo.

Para los que prefieran moverse un poco más, el Valmont Spa cuenta con salas para tratamientos, sauna, baño turco y una piscina cerrada y climatizada de 15 metros. Carros de golf para pasear por los jardines y botes eléctricos para aprovechar mejor los lagos estarán a disposición de los huéspedes, que también contarán con un mayordomo personal las 24 horas del día. 

El guiño a la modernidad eco corre por cuenta de la tecnología puesta al servicio del edificio: luces led para iluminarlo, energía geotérmica para calefaccionarlo y nada de plástico descartable a la vista.

Para más datos, Le Grand Contrôle puede ser privatizado para eventos y fiestas, albergando hasta 36 huéspedes que quieran conviertan en su casa por una noche, un week end o una semana de trabajo. Todo es posible en palacio.

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