BAJO EL CIELO DE PIPA

Enclavado en la solitarias dunas de la Praia das Minas, pero no demasiado lejos del animado centro de Pipa, este nuevo eco-lodge demuestra cuánto se están agitando las aguas de la escena hotelera en el nordeste de Brasil. Así es Filha da Lua.

Dicen que hicieron bien todos los deberes que impone el turismo ecológicamente correcto: arquitectura sustentable, respeto al paisaje, materiales naturales, relación con la comunidad local, cocina de la hacienda a la mesa y un largo etcétera.

Todos esos mandamientos, claro está, para nada reñidos con el confort al que aspiran los viajeros del siglo XXI. Los bungalows (con vistas al mar, la piscina o el jardín) hacen gala de un diseño abierto y cuentan, en cualquiera de sus cuatro categorías, con áreas de estar informales. Camas king-size, sábanas de algodón de 600 hilos, amplios vestidores y amenities sustentables dicen presente en todos los casos, y algunos suman terrazas con hamacas y camastros y cocinas de apoyo.

En el spa ofrecen una variada carta de tratamientos holísticos, un centro de fitness, sala de vapor, sauna seco, baño frío de recuperación y una pequeña piscina (amén de la principal del complejo) con su propio jardín.

A la hora de comer, el restaurante se decanta por una carta 100 por 100 libre de gluten, y sirve platos inspirados en viajes exóticos, ingredientes ayurvédicos y en la medicina tradicional china. Todo lo que llega a la mesa viaja desde la Fazenda Eco-Pedagógica Pachamama, alojada en el vecino municipio de Sibaúma, que también abastece al restaurante Cicchetti del centro de Pipa, del que el eco-lodge es socio. 

Hay un lounge junto a la piscina donde despachan platos ligeros y tragos a lo largo del día y, no menos, una nutrida oferta de actividades para los huéspedes interesados en deportes como el surf, el kite o la canoa hawaiana. Todo ello debidamente animado por el cálido viento del nordeste brasilero.

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