MESA PARA UNO EN SUECIA
El turismo y la hostelería post Covid 19 ya asoman en el horizonte, y el restaurante sueco Bord för se planta como una de las opciones más extremas y extravagantes: en el medio del campo, con una sola mesa, sin mozos ni otros comensales a la vista. ¿De qué se trata?
Es una experiencia para vivir a solas, literalmente. La comida, que se limita a un curioso menú de tres pasos, llega a la única mesa disponible en una canasta de picnic que viaja a través de una cuerda desde la casa del cocinero Rasmus Persson y su mujer Linda Karlsson (mentores del proyecto), a unos 50 metros de distancia.
De momento, el restaurante está pensado para el improbable viajero que circule por la zona de Wermland y tenga ganas de comer algo. Y en lugar de parar en un drive-in impersonal, dicen los propietarios de Bord för, mejor hacerlo al aire libre, sentarse a una mesa con estilo y dejarse tentar por una propuesta de tres únicos platos que descansan en ingredientes frescos.
A saber: croquetas de papa a la sueca, smetana, caviar de algas y hojas de acedera como entrada; puré de zanahoria y jengibre, manteca de avellanas doradas, croquetas de maíz dulce y ceniza de raíz de escorzonera como plato principal; y helado de buttermilk con arándanos y azúcar de remolacha a los postres.
La pequeña carta de tragos, a cargo del reconocido barman Joel Söderbäck es tan original y provocativa como el menú: jugo de uvas y ciruelas con Seedlip Spice y soda; té helado con limón y flor de saúco; o cerveza de jengibre con frutillas y pepinos.
Planean abrir el 10 de mayo y funcionar hasta agosto, es decir, durante el verano sueco. Y juran que una vez que el comensal se levante de la mesa, no tocarán nada durante seis horas y luego desinfectarán debidamente todo para que nadie se contagie. ¿Funcionará?