CHECK IN: DIEGO DELGROSSI

Aunque es un hombre muy cómico, le propusimos hablar de viajes muy en serio. Y en 20 respuestas, revelamos otros gustos de Diego Delgrossi, comediante y profesor de historia, que aquí nos pasea de París a Moscú, de Berlín a Jerusalén y de Nueva York a Montevideo.

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Para empezar, ¿cuál es el primer viaje fuera de fronteras que atesora su memoria?

Fue en 1993, a la Costa Sureste y Noreste de Estados Unidos, con mi mejor amigo, el profesor Fernando Capó, con quien coincidentemente había ganado en 1990 el concurso para entrar a Plop!, el programa humorístico de Canal 12. Recorrimos la Florida, Washington y Nueva York.

¿A qué lugar del mundo quisiera volver una y otra vez?

A París, a la Bretaña francesa y a Moscú.

¿Cuál es el mejor hotel en el que se haya alojado?

Hotel National, en Moscú. Suite 107, la misma que sirvió de oficina y habitación de Vladimir Lenin en mayo de 1918, a pocos meses de iniciada la Revolución Bolchevique de octubre de 1917. 

¿Y el mejor restaurante en el que se haya sentado a comer?

Le Procope, en París, célebre por su historia revolucionaria. Fue lugar de encuentro de la facción radical de la revuelta que destronó a Luis XVI. En sus mesas se debatía apasionadamente desde tempranas a altas horas, pudiéndose ver a Dantón o Marat como disertantes. Voltaire, Benjamin Franklin y Rousseau eran asiduos contertulios de ese café. Un joven oficial de apellido Buonaparte fue también cliente y hay en su interior uno de los famosos bicornios propiedad del Gran Corso.

Describa el almuerzo o la cena más memorable de su último viaje.

Cena: Mövenpick Hotel & Resort en Amman, Jordania. Enero de 2019. Junto a una pareja de amigos rosarinos, Hernán y Graciana, disfrutamos una gran cena típica, regada con un muy buen vino griego, el Ionos Tinto (recomendación de Hernán, que es sommelier en su Argentina natal). 

Evoque un museo, un cuadro o cualquier otro encuentro con el arte que lo haya conmovido especialmente andando por el mundo.

La primera vez que visité Les Invalides, en París, donde se encuentra el Mausoleo de Napoleón Bonaparte, una obra de arte funerario excepcional. Su Imperio y biografía eran temas de mi interés en ese momento (¡y lo siguen siendo!). A medida que me acercaba donde reposan sus restos, veo el enorme sarcófago del que tanto había leído y escuchado hablar, y fue inevitable… piel erizada y ojos humedecidos. Inentendible para alguien que no sienta la Historia. 

Mencione un libro, una película y/o un disco que lo hayan inspirado a viajar a algún lugar.

La vuelta al mundo en ochenta días, de Julio Verne, mi autor preferido en los años de infancia (junto a Emilio Salgari, padre literario de Sandokán).

¿Qué destino lo desilusionó por completo o no estuvo a la altura de sus expectativas? ¿Por qué?

Fue netamente circunstancial y por suerte no fue todo un destino, sino un lugar en concreto. Cuando fui a Europa por primera vez, inicié mi periplo en París y lo finalicé en Madrid. Grande fue mi desazón cuando, luego de haber visto el Arco del Triunfo, me encuentro con la Puerta del Sol madrileña, que es hermosa pero… ¡las comparaciones son odiosas!

¿Qué es lo que no puede faltar en su valija cuando sale de viaje?

¡Medicamentos de todo tipo! Casi no los he tenido que utilizar para mí, pero le he salvado el viaje a más de un pasajero... y de varias nacionalidades.

Mencione uno, dos o tres souvenirs de viajes que ocupen un lugar importante en su casa y en su corazón.

Muchos, que más que simples souvenirs son compras. Destaco el uniforme completo de un soldado de la Segunda Guerra Mundial; un reloj victoriano a cuerda, de mármol y bronce; y la réplica del escritorio de campaña que Napoleón portaba para sus campamentos de batalla.  

El viaje perfecto es: ¿solo, en pareja, en familia, con amigos o en grupo?

Solo (espero que mi esposa no lea esto) si es para estudiar; con familia y amigos si es un viaje de descanso.

¿Cuál es, para usted, la calle más linda del mundo?

Como comediante, elijo la avenida Broadway, en Nueva York. Como artista, las calles que rodean el Sena a la altura de la Île de la Cité, con sus libreros, pintores, dibujantes y acuarelistas. Como profesor de Historia… no me daría el espacio para nombrarlas todas. 

Un rincón del planeta especialmente recomendable para deslumbrar la vista

El Mediterráneo, con buen o mal tiempo, con frío o calor… Mare Nostrum. 

¿El olfato?

Los locales de especias en el Mercado de Jerusalén.

¿El oído?

El bullicio de Nueva York y la paz de la campiña de las Tierras Altas de Escocia. 

¿El gusto?

El Museo del Chocolate, en México D.F. 

¿Y el tacto?

El Muro de los Lamentos.

Si pudiera convencer a una celebridad internacional, de cualquier tipo, para que lo guiara por el lugar donde vive, ¿a quién elegiría y qué le pediría que le mostrara?

Nombraré a alguien que es una personalidad en su ambiente académico y entorno: el profesor Zahi Hawass. A mi entender uno de los más grandes egiptólogos contemporáneos. Le pediría que me guiara en un crucero por el Nilo, con determinados desembarcos para escuchar sus apasionadas charlas sobre las diferentes dinastías de faraones egipcios y sus legados arquitectónicos. 

¿Cuál es el destino pendiente que ahora mismo lo obsesiona?

Los viajes comienzan cuando uno inicia su planificación. Estoy en un proyecto de viajar a Europa Oriental como lugar de encrucijada de culturas, tras los pasos del Tercer Reich, con un grupo de viajeros interesados en el tema. Espero llegar a Berlín el próximo 4 de mayo… día que se conmemoran (¡y celebran!) los 75 años de la rendición alemana en la Segunda Guerra Mundial y la caída del nazismo en Alemania y las zonas ocupadas. 

Cuando vuelve de viaje Montevideo le parece…

… un lugar que se puede mejorar. Que amo y extraño, donde nací y al cual se le pueden transplantar muchas innovaciones y otras fórmulas no tan nuevas para optimizar su infraestructura, los espacios verdes, la limpieza, el transporte y el patrimonio. Vuelvo con la esperanza de ayudar a mejorar la ciudad donde nacieron y viven mi familia y la gente que quiero.