NOTICIAS DESDE BAHÍA
El nuevo niño mimado del grupo Fasano es este hotel en Salvador que ocupa el viejo edificio del diario A Tarde, a pasos del animado Pelourinho. Con este desembarco la capital bahiana gana la firma de renombre que le faltaba y ensaya un curioso mix de lujo contemporáneo, ropaje Art Déco y espíritu tropical.
El flamante Fasano Salvador se alza frente a la plaza Castro Alves, en pleno centro histórico de la capital bahiana, y es el séptimo emprendimiento hotelero de un grupo que ya ha echado raíces en San Pablo, Rio, Angra, Boa Vista, Belo Horizonte y Punta del Este; sin contar las previstas aperturas de Trancoso (en el litoral norte bahiano) e Itaim (de nuevo en la capital paulista). Sin embargo, este es único desde varios puntos de vista: para empezar, es el primer hotel de la cadena que ocupa un edificio catalogado como patrimonio histórico.
Las obras, a cargo del célebre arquitecto Isay Weinfeld, procuraron preservar la mayor cantidad de detalles originales (desde molduras en paredes y techos hasta revestimientos en jacarandá), pero sumaron elementos nuevos y cuidaron muy especialmente el tratamiento acústico de puertas y ventanas.
El renovado lobby de esa mole que supo albergar al periódico A Tarde durante casi medio siglo le hace una guiñada al pasado con un piso reconstruido en granito y mármol de Carrara, y dos enormes candelabros de plata bahiana. En cuanto a la ambientación interior en las habitaciones y espacios comunes, se apostó a una mezcla de tradiciones locales y señas de identidad de la marca Fasano. Hay maderas oscuras, alfombras, tapicería y un aire de familia que los huéspedes regulares reconocerían en cualquier hotel de la casa, pero no faltan texturas como el encaje y cerámicas hechas a mano, entre otros detalles de clara impronta bahiana.
Hay 70 habitaciones y suites, que van de los 26 a los 73 metros cuadrados, distribuidas en 11 pisos; un restaurante con bar y bodega climatizada; un business center para los viajeros ejecutivos; un spa con sauna y tres cabinas para masajes y tratamientos; y un deslumbrante rooftop con piscina que parece colgar sobre esa bahía en la que, ya sabemos, caben todos los santos.