VENECIA CELEBRA A PEGGY

Hasta fines de enero, y en uno de los palacios más singulares del Gran Canal, Venecia recuerda con una gran exposición a Peggy Guggenheim, la famosa mecenas y coleccionista estadounidense que pasó los últimos 30 años de su vida en La Serenísima.

El Palazzo Venier dei Leoni fotografiado por Matteo De Fina.

El Palazzo Venier dei Leoni fotografiado por Matteo De Fina.

La última dogaressa. Así la bautizaron hacia el final de su vida, agradeciéndole cuánto había hecho por la ciudad, y así se llama la exposición inaugurada hace pocos días en su honor en el fabuloso Palazzo Venier dei Leoni, que fue su casa veneciana durante casi tres décadas. Karole Vail (nieta de la famosa coleccionista y directora de la casa-museo desde 2017) y Grazina Subelyté (que la asiste en la curaduría) han organizado esta muestra que se centra en la relación de Peggy Guggenheim con la ciudad que la acogió en 1948. 

Aunque la faceta más conocida de Peggy es la de mecenas de artistas como Jean Arp y Jackson Pollock, esta exposición hinca el diente en la etapa veneciana de su vida como coleccionista, que inició luego de abandonar Nueva York y cerrar el museo Art of this Century; de modo que junto a grandes nombres internacionales como Magritte, Bacon y Duchamp, desfilan también italianos que ella contribuyó a revalorizar, como Giorgio Morandi y Umberto Boccioni. En total hay unas sesenta obras, incluyendo pinturas, esculturas y trabajos en papel.

A la vista, también, dos de sus famosos álbumes personales, en los que atesoraba recortes de prensa, fotos, e invitaciones a fiestas y vernissages, entre otras cosas. No menos atractivo, por cierto, el deslumbrante entorno de ese palacio moderno a orillas del Gran Canal en cuyo jardín, junto a los 14 perros que amó, yacen los restos de la dueña de casa.

Para más datos, Peggy Guggenheim (1898-1979) heredó una enorme fortuna con apenas 14 años, cuando su padre, Benjamin Guggenheim, murió ahogado en el Titanic. Viajera precoz, frecuentó los círculos intelectuales y artísticos de París y Londres, donde abrió su primera galería de arte. Coleccionista militante desde los 40, compró grandes firmas del arte europeo del siglo XX y regresó a Nueva York para abrir un museo. Cuando en 1948 mostró su colección en la Bienal de Venecia el romance quedó sellado: la ciudad se deslumbró con algunas cosas que nunca había visto y ella quedó fascinada con la ciudad. Compró la casa, que ya tenía cierta prosapia, y en poco tiempo se convirtió una gran anfitriona. El palacio de los leones, que en 1951 empezó a abrir gratuitamente sus puertas al público tres veces por semana, recibió a cuanto artista e intelectual de renombre recalara en La Serenísima. Peggy vivió allí hasta el final de su vida. Murió en diciembre de 1979, a los 81 años. Hasta hoy, el Museo Naval de Venecia exhibe la góndola en que la señora circulaba por la ciudad. Y su moderno palacio del Gran Canal sólo es superado, en visitas, por el Palacio Ducal.

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