LUJO REMOTO EN ALASKA
No es para cualquiera: rodeado de los picos nevados y los helados campos del parque nacional Denali, en Alaska, el Sheldon Chalet propone tres noches a todo confort en los confines de América del Norte. Una experiencia extrema en la que el silencio y la soledad redefinen el concepto del lujo.
La aventura consiste en pasar cuatro días y sus tres noches en un glaciar bendecido por un prodigio de la ingeniería y la arquitectura; un chalet acondicionado con todas las comodidades que exigen los viajeros urbanitas: agua corriente, electricidad las 24 horas, calefacción generosa y gastronomía de primer nivel. Las instalaciones, distribuidas en unos 185 metros cuadrados, son aptas para acoger a un máximo de 10 huéspedes e incluyen cinco habitaciones (cuatro con camas king size o twins, otra equipada con una queen); dos baños completos en la planta alta y uno más pequeño abajo; living, comedor, cocina, sauna, un observatorio de estrellas y un deck al aire libre.
Los cuartos parecen garantizar noches de ensueño con vista a los picos nevados de la cordillera de Alaska, al tiempo que los baños están equipados con todas las amenities de un spa en el que darse largas duchas a casi 2 mil metros de altura. La propuesta gastronómica incluye platos de cocina regional con ingredientes locales (desde salmones del río Copper hasta el célebre cangrejo rey de Alaska, pasando por verdes que solo se conocen en esas latitudes) que llegan a la mesa, naturalmente, acompañados de los mejores vinos.
El observatorio es ideal para apreciar estrellas y lluvias de meteoros, mientras el deck es apto para varios asuntos: brindar con champagne al cabo del día, observar auroras boreales en mitad de la noche (la probabilidad aumenta entre setiembre y abril) o partir en helicóptero a una jornada de aventuras.
La experiencia, debidamente tutelada por personal experto en la casa y guías calificados en los paseos, incluye vuelos panorámicos a la ida y a la vuelta, trekking en el hielo para explorar el glaciar Ruth, cursos cortos de montañismo, lecciones sobre fauna y flora local, y excursiones a la vieja casa de montaña que en 1966 construyó Don Sheldon. De momento, esa cabaña histórica de Alaska solo puede visitarse de dos maneras: con un picnic-gourmet al que se llega en helicóptero, o con trekking y estadía de una noche reservados únicamente para viajeros expertos en esas lides, que estén física y mentalmente entrenados para valerse por sí solos, ya que en esa cabaña no hay staff al servicio de los huéspedes.
Don Sheldon, el patriarca de la familia que atesora dos hectáreas en el parque nacional Denali, fue un aviador pionero en Alaska, experto en aterrizar aviones en el hielo. Sus hijos Robert y Kate son quienes abrieron recientemente el Sheldon Chalet, uno de los alojamientos para viajeros más remotos y extremos de la Tierra. “Llevamos a nuestros huéspedes a lugares donde sólo podrían aventurarse si fueran expertos montañistas dispuestos a arriesgar su vida. Esta es una experiencia como ninguna otra”, dicen los herederos de Don.