SILENCIO EN VILLA BORGHESE
En uno de los parques más bellos de Roma, el artista italiano Federico Pestilli cubrió con barbijos los bustos de célebres italianos de todos los tiempos. El resultado del trabajo fotográfico, amén de su innegable belleza, es de un enorme poder simbólico.
Fue una mañana de primavera, justo antes de que se decretara la cuarentena nacional obligatoria -cuenta Pestilli- pero las malas noticias ya se olían en el aire. Él había vuelto de una de sus giras de trabajo, fotografiando la vida natural en el campo, y se encontró con una Roma casi desierta. Después de un día encerrado en su apartamento, aburrido y falto de inspiración, se fue a caminar con su cámara por los jardines de Villa Borghese. Entonces se le ocurrió la idea: le puso el barbijo a uno de los tantos bustos que evocan el glorioso pasado de Italia y procedió. Un plano general y un acercamiento a cada uno, prestando especial atención a la luz, tratando de ser discreto y rápido a la vez.
Pestilli sabe que, en su país, las referencias a la historia pueden convertirse rápidamente en un cliché, pero en este caso sintió que el poder atemporal de esos personajes (artistas, científicos, escritores, políticos: de Miguel Ángel a Dante, de Galileo a Julio César, de Colón a Petrarca, de Palladio a Rafael…) venía como anillo al dedo para el mensaje que quiso transmitir.
La memoria de esos personajes es hoy, dice Pestilli, un signo de esperanza. La mejor demostración de que el destino del ser humano es atemporal y permanece más allá de cualquier dificultad. Envueltos en el silencio, esos rostros de piedra capturados entre el miedo y la esperanza (Virgilio dixit) son hoy un canto a la resiliencia. Bravo.